Muchos de vosotros veréis como normal, porque así se nos ha hecho ver desde tiempos remotos, que la tierra sea un objeto con el que se pueda comerciar, algo que tenga título de propiedad. Seguidme, también vosotros, en este camino por los bajos fondos del sistema y meditad sobre ese concepto de la tierra como moneda de cambio, mientras nos adentramos en el estado sólido de esta Ecología del Terrorismo.
¿Cómo enfrentarnos a un sentido tan arraigado como es la propiedad de la tierra? No haré aquí un repaso histórico concienzudo, tanto por problemas de espacio como por facilitar que mi mensaje llegue a los lectores lo más claro posible, sin atolondrarlos con datos que poca importancia tienen para comprender el proble actual.
Tal vez os interese conocer quienes son los mayores propietarios de tierras en el mundo. Éste es un dato bastante desconocido, pero que deja ver como el sistema ha evolucionado desde los tiempos feudales, pasando por el colonialismo, hasta nuestros días sin grandes cambios.
El mayor propietario del mundo es la Reina Isabel II, jefe de Estado del Reino Unido y de 31 otros estados y territorios, es el propietario legal de unos 6.600 millones de acres de tierra, esto es: unos 26.709.252 de Km cuadrados, un sexto de la superficie de la tierra. Ella es la única persona en la tierra que es dueño de países enteros, y que es dueño de los países que no son su propio territorio nacional. Esta propiedad de la tierra está separada de su papel como jefe de Estado, siendo por tanto una propiedad personal. Es difícil establecer el valor de dichas propiedades, pero teniendo como baremo el de la venta de Alaska a los EE.UU. y el de Luisiana, ambos muy antiguos y nada elevados, nos encontramos con que la reina de Inglaterra es la persona más rica del mundo: 20.840.734.162.200 Euros (Casi 21 Billones de euros).
Le siguen, en cantidad de tierra, ya muy de lejos, el rey Abdullah de Arabia Saudita, el rey Bhumibol de Tailandia, el rey Mohammed IV de Marruecos y Quaboos, sultán de Omán.
Esto ejemplos, desorbitados, nos dan un ejemplo de lo salvaje que puede llegar a ser este sistema de propiedad, pero son tan exagerados y lejanos de nuestro concepto de propiedad, que no los tendremos en cuenta.
Pongámonos a un nivel más cercano. Muchos conceréis a la Duquesa de Alba, sobre todo por la prensa rosa. Sobre ese personaje, que os parece tan entrañable a muchos, se pueden decir muchas cosas, algunas buenas y muchas malas. Repasemos sus títulos:
46 títulos nobiliarios, el último, marquesa de Oraní, concedido, según real decreto, en noviembre de 1991, y es veinte veces Grande de España. Los títulos de María del Rosario Cayet Fitz-James Stuart y de Silva son: duquesa de Alba y de Berwick; de Montoro, de Liria y Jérica, de Arjona, de Híjar, condesa-duquesa de Olivares, marquesa de San Vicente del Barco, de El Carpio, de Coria, de Eliache, de la Mota, de San Leonardo, de Sarria, de Villanueva del Rio, de Tarazona, de Villanueva del Fresno, de Barcarrota, de la Algaba, de Osera, de Moya, de Almenara, de Valdunquillo y de Mirallo, condesa de Lemos, de Lerín, condestable de Navarra, de Monterrey, de Osorno, de Miranda del Castañar, de Palma del Rio, de Aranda, de Salvatierra, de Andrade, de Ayala, de Fuentes de Valdepero, de Gelves de Villalba, de san Esteban de Gormaz, de Fuentidueña, de Casarrubios del Monte, de Galve, de Santa Cruz de la Sierra y Ribadeo , vizcondesa de la Calzada, marquesa de Oraní.
Se dice que incluso la reina de Inglaterra debería inclinarse ante ella, por su gran cantidad de títulos nobiliarios, el más grande del mundo, incluidas las casas reales. Pero lo que asusta más es no verla en la revista Forbes. Creo que es de esas personas que no pagan por aparecer en sus páginas sino justo por lo contrario. La publicación británica EuroBusiness cifró en su momento la fortuna de la Duquesa de Alba en 600 millones, un monto que lo supera sólo los más de veinte castillos que tiene en propiedad repartidos por toda España. El caso es que para calcular su fortuna no se tiene en cuenta su patrimonio. Éste es verderamente espectacular, pero ciñámonos solo al imperio de los Alba que ocupa más de 34.000 hectáreas en tierras agrícolas. Una extensión valorada en más de 200 millones de euros donde una maraña empresarial antes dirigida por la matriarca del clan y ahora por su primogénito Carlos Martínez de Irujo se encarga de explotar y rentabilizar. Algo que les resulta fácil de hacer si se tiene en cuenta que cada año reciben una importante inyección de las ayudas agrícolas de la Unión Europea. Este año el entramado empresarial de los Alba ha recibido casi dos millones de euros, sobre todo las compañías Euroexplotaciones Agrarias y Eurotécnicas Agrarias.
Euroexplotaciones Agrarias es una de las empresas que durante 2006 estuvo entre las principales perceptoras de ayudas agrícolas de la Unión Europea. En concreto, la empresa obtuvo unas ayudas de 968.009 ? durante 2006. Con sólo dos de sus empresas (Euroexplotaciones Agrarias y Eurotécnica Agraria), la Duquesa de Alba ingresó en 2005 1.155.000 euros procedentes de subvenciones, vía Junta de Andalucía. El total de sus tierras y fincas se acerca a las 34.000 hectáreas, como os decía, equivalentes a más de 170 veces la extensión del Principado de Mónaco.
Pero, en Andalucía, tierra de latifundios, el número 1 del ranking lo encabezaba en 2006 (última fecha que he encontrado) la familia Mora Figueroa Domech, que gracias a sus empresas Complejo Agrícola y Agrícola de Barbate alcanzan los 4 millones de euros. Una cantidad con la que se podrían pagar los ingresos anuales de 15.000 campesinos en Guatemala, donde la pobreza rural alcanza a tres de cada cuatro personas.
El sistema de ayudas de la Comunidad Europea es, de por sí, vergonzoso. Pero es una muestra clara de un problema solventado por el sistema de una manera claramente cruel. A diferencia de la mayor parte de los sistemas de ayudas públicas, las reglas de la Política Agraria Comunitaria (PAC) concentran los subsidios en quienes menos los necesitan. Tras la maraña legal y técnica que acompaña el funcionamiento del sistema se esconde un principio muy simple: cuanto más tierra se posee, más ayudas publicas se pueden recibir.
A nivel estatal, alrededor de 300 beneficiarios reciben la desproporcionada cantidad de 398 millones de euros, lo que significa una ayuda por perceptor de 1.309.000 euros anuales. Para hacerse una idea, la cantidad total otorgada a estos beneficiados equivale a diez veces el presupuesto público destinado a la agricultura en Mozambique, un país donde 6 de cada 10 personas viven en el sector rural.
En el caso de Andalucía, seis familias recibieron en 2005 una cantidad cercana a los 12 millones de euros, lo que supone un ingreso diario de 5.470 euros por persona. En el otro extremo de la escala se encuentran las más de 10 mil pequeñas explotaciones que perciben la misma cantidad que la otorgada a estos 6 terratenientes andaluces.
Y mucho menor aún es el vergonzoso subsidio de 383,28 euros al mes que percibe un jornalero andaluz durante seis meses al año.
Pero dejemos a un lado el sistema de ayudas, una vez vista su crueldad y necedad. Pasemos a nivel mundial:
En muchos países de África y en otros lugares donde no se registran ni se respetan los derechos de propiedad de la tierra, los detalles de las inversiones reciben un tratamiento confidencial y no se conserva la información. De hecho, en África, algunos parecen más interesados en especular sobre el aumento de precios de la tierra que en cultivarla, y no ponen a trabajar los terrenos que compran. En Sudán, por ejemplo, donde muchos agricultores locales hicieron reclamos por la pérdida de derechos sobre la tierra, la mayor parte de los suelos cedidos no ha sido cultivada. Pero eso nos introduce en el cuarto tema de la Ecología del Terrorismo: Los Alimentos, que será tratada en la cuarta entrega.
En Argentina, por ejemplo, se está metiendo muy a fondo Louis Dreyfus (Francés) que es uno de los comerciantes de granos más importantes del mundo. Establecio Calyx Agro en 2007 como un fondo para la adquisición de tierras agrícolas en el sur de América Latina. Louis Dreyfus Commodities actualmente posee 60 mil hectáreas de tierras agrícolas en Brasil, para las que ha destinado 120 millones de dólares En el año 2008, AIG invirtió 65 millones de dólares en este fondo cuyo objetivo es identificar, adquirir, desarrollar, reconvertir y vender tierras agrícolas en Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.
También en Argentina encontramos a Green Gold que es una organización fundada en 2007 por la empresa accionaria Food Water & Energy Company de Argentina, para vender participaciones en una hacienda de 60 mil hectáreas que ella administra. Se afirma que recaudó más de 10 millones de libras esterlinas entre inversionistas privados. La misma compañía creó posteriormente un esquema de inversión similar de 60 mil hectáreas, llamada SCS Farmland. Las ganancias proyectadas son de 66% si la inversión se mantiene por cinco años y 160% si se mantiene por diez.
En Australia, Macquarie Group, Este es un fondo de 60 millones de dólares (que a marzo de 2009 aún no se cerraba pero que ya tenía un 75% del capital comprometido). La mayor parte de sus inversionistas con fuerte presencia de inversioniones con base en Estados Unidos. Su objetivo final es convertirse en uno de los mayores productores de ganado bovino y ovino del mundo, y aprovechar los aumentos de precio de la carne en el largo plazo. Inicialmente compró diez fincas ovejeras por un total de 100 hectáreas de tierra. En febrero de 2009 acordó comprar por 135 millones de dólares tres haciendas ganaderas a Australian Agricultural Company Limited, con un total de 481 mil hectáreas y 53 mil cabezas de ganado ya marcadas. Poco después compró tres haciendas más por 148 millones de dólares, llegando a un rebaño total de 150 mil cabezas de ganado bovino. En junio de 2009 aseguraba tener más de 3 millones de hectáreas de tierra para quienes quisieran invertir en la producción de ganado de carne o leche, horticultura, viticultura, plantaciones forestales, granos y oleaginosas.
La lista de grandes terratenientes es interminable, éstos son sólo unos ejemplos de como la propiedad privada de la tierra nos lleva, por defecto, a la acumulación de la misma en manos de unos pocos. Los grandes inversores están acumulando tierra por doquier para luego implantar el estado del terror sobre la producción y venta de alimentos, un mercado que, como veremos en la cuarta entrega de la Ecología del terrorismo, será muy lucrativo a costa de implantar el hambre en un mundo en el que la especulación ha visto en los bienes que debieran ser comunes un jugoso negocio.
Robar la tierra, esclavizar a los trabajadores del campo, la mayoría antiguos propietarios, y luego comerciar con lo que debería ser de acceso universal, los alimentos, son las bases de una economía de mercado que algunos ven como un totem intocable. Pero no lo es, al menos mientras quede gente luchadora que, conociendo ahora la realidad, se organice entorno a la teoría de la Ecología del terrorismo.
FUENTE: http://atlante-nachel-iii.blog.com.es/2011/02/23/ecologia-del-terror-3-tierra-10669204/
BLOG DEL AUTOR PATRONIO: http://patronio.blog.com.es/
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